Transformando la Depresión: Encuentra tu Equilibrio Interior
- patricia ciriaco hernandez
- 11 ene 2024
- 3 Min. de lectura
La esencia del ser humano es mantenerse en un estado de bienestar, pero cuando perdemos el equilibrio, la enfermedad se presenta. ¿Sabías que eres responsable de tus propias enfermedades? Los conflictos no resueltos suelen ser el punto de partida de muchas enfermedades, ya que el cuerpo utiliza la respuesta al estrés para hacer frente a los efectos desencadenados por dichos conflictos.
A lo largo de la vida, experimentamos inevitablemente el dolor, y es probable que estés leyendo esto porque has enfrentado eventos traumáticos que han dejado huellas en tu carácter o en tu situación actual. Divorcios, pérdidas familiares, dificultades económicas, desempleo, enfermedades, asaltos físicos, traiciones, entre otros, son eventos que pueden marcar nuestra existencia. La clave radica en cómo procesamos esta maraña de eventos que intentan controlar nuestro destino.
Comprender una enfermedad implica observar nuestro estado interno. No podemos separar el cuerpo físico de la mente y las emociones; están interconectados, y si uno falla, afecta a los demás. Muchas personas que han experimentado eventos traumáticos desarrollan depresión, tristeza o una sensación de falta de propósito en la vida, sin comprender exactamente qué les sucede, ya que el evento o trauma ocurrió hace años, y no se dieron el tiempo de procesar las emociones en ese momento.
¿Alguna vez te has preguntado por qué te sientes triste, abatido, sin energía, con trastornos del sueño, cambios en la alimentación, apatía, pérdida de interés en lo que antes te gustaba?
Todos estos síntomas tienen un nombre: Depresión, este estado va acompañado de una gran angustia, el temor de que nunca termine y de que la vida nunca vuelva a ser alegre y activa. La sensación de estar atrapado e inmovilizado es un componente fundamental de la depresión. A veces, estamos desconectados de nosotros mismos porque no comprendemos lo que está sucediendo en nuestro interior. La depresión puede manifestarse años después de un evento traumático, ya que no nos dimos el tiempo de procesar las emociones en el momento adecuado.

La depresión no es un proceso aislado desde el punto de vista evolutivo. Su aparición en la vida de una persona indica que algo debe ser revisado, que una etapa está llegando a su fin. La depresión tiene un propósito: traer a la consciencia algún contenido relacionado con el crecimiento y la evolución del individuo. No podemos quedarnos estancados; debemos avanzar, fluir, crecer. Cuando algo no fluye, la energía se estanca, acumulando toxinas que necesitan ser liberadas.
Cuando una persona no se siente bien, experimenta poca energía y tiende al aislamiento para evitar ser perturbada o cuestionada por los demás. Detrás de la depresión, se esconden diversas máscaras, siendo el enojo, la irritabilidad y la impaciencia las más comunes. Este enojo no expresado implosiona hacia adentro, manifestándose como depresión. La mejor manera de aliviar este estado es permitir que la persona entre en contacto con su verdadero enojo.
Los síntomas principales que definen la depresión incluyen:
Tristeza patológica: una sensación profunda y abrumadora que interfiere negativamente en la vida cotidiana.
Desgano y anhedonia: apatía y pérdida de interés en todo, incluso en vivir.
Ansiedad: puede acompañar a la depresión, manifestándose como una desazón constante.
Insomnio: dificultad para conciliar el sueño y despertarse temprano, a veces con hipersomnia.
Alteraciones del pensamiento: ideas derrotistas, fuertes sentimientos de culpa y obsesiones.
Alteraciones somáticas: dolores crónicos, constipación y sudoración nocturna.
Alteraciones del comportamiento: sensación de vivir arrinconado, dificultad para tomar decisiones y disminución del rendimiento en el trabajo.
Modificaciones del apetito y del peso: pérdida del apetito y disminución de peso.
Pérdida del placer: impotencia/frigidez y pérdida del disfrute en actividades gratificantes.
En vez de evitar la depresión, este es el momento para realizar ajustes y tomarte un tiempo para reflexionar. Plantéate preguntas, reconsidera tu vida y busca el apoyo de un terapeuta profesional. Hay enfoques alternativos que pueden generar un impacto significativo, facilitando la liberación de emociones guardadas y permitiendo su resolución y aceptación.
Recomendaciones para superar la depresión:
Ser más activo: Enfócate en metas y proyectos para tener una vida activa.
Realizar ejercicio: Caminar y nadar son actividades beneficiosas para la salud mental y física.
Aprender a relajarse y meditar: Controla tu sistema nervioso y separa las energías mentales y emocionales.
Expresar los sentimientos en papel: Plasmar emociones mediante escritura o dibujo puede ayudar a liberar tensiones.
Mantenerse colorido: Evita vestirte de negro y utiliza colores vivos para influir positivamente en tu estado de ánimo.
En resumen, la depresión puede ser transformada. Encuentra tu equilibrio interior, aborda tus conflictos y permite que el crecimiento y la evolución fluyan en tu vida.








Comentarios