El excluido: el que nadie nombra y todos cargan
- patricia ciriaco hernandez
- 25 jul
- 2 Min. de lectura
El alma no olvida a quienes fueron excluidos. Solo espera que alguien los mire con amor.

En cada familia hay historias que no se cuentan, personas que no se nombran, secretos que se entierran. Pero lo que no se dice, el alma lo grita. Y lo que no se
mira, se repite.
En el lenguaje de las constelaciones familiares, a estas personas se les llama “excluidos”: seres que, por alguna razón, fueron sacados del corazón del sistema. Un abuelo alcohólico, una tía internada, un hijo no nacido, un amor prohibido, un hermano que murió joven o incluso alguien que fue rechazado por “vergonzoso” para la familia.
No se trata solo de omisión. Se trata de una herida abierta en el campo sistémico. Porque cuando alguien es excluido, alguien más —una o varias generaciones después— carga con su destino, su culpa, su dolor, su olvido. Y lo hace con amor ciego, sin saber por qué.

🌿 Ejemplo real: “El primo que nunca existió”
En una constelación, una mujer de 38 años acudió porque sentía un vacío permanente y una tristeza inexplicable, como si algo le faltara desde niña. Siempre decía: “Siento que no soy del todo yo, como si viviera por alguien más.”
Durante la constelación, apareció un movimiento muy claro: una representante se echó a llorar desconsoladamente, diciendo: “Nadie me ve, nadie sabe que yo existí.”
La consultante se sorprendió. Su madre, presente en ese momento, rompió en llanto y reveló algo que nunca había contado: “Tuve un hermano que murió al nacer. Mis padres no lo registraron. Nunca se volvió a hablar de él.”
Ese bebé —el tío de la consultante— había sido totalmente excluido. No se le hizo duelo, no se le nombró, no se le incluyó.
La mujer, al reconocer su existencia y darle un lugar en su corazón, sintió una liberación inmediata: “Por fin entiendo de dónde venía esa tristeza. Ya no tengo que cargarlo. Ahora sé a quién le pertenecía.”

💬 Reflexión final
El amor verdadero no excluye. El alma familiar busca el equilibrio y la inclusión. Cuando alguien ha sido olvidado, rechazado o negado, el sistema intenta incluirlo a través de los descendientes, aunque sea con síntomas, repeticiones o destinos truncados.
Por eso, mirar a los excluidos y devolverles su lugar no es remover el pasado, sino sanar el presente. Es liberar a los que vienen para que no tengan que cargar lo que no les pertenece.
¿Hay alguien en tu familia que no fue nombrado?
Quizá es momento de mirarlo, honrarlo y devolverle su lugar.

✨ Si resuena en ti este mensaje y deseas mirar tu historia desde otro lugar, será un honor acompañarte en ese proceso.
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💫Patricia Ciriaco – Terapeuta integral y del alma
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